La financiación de la compra de una vivienda es uno de los asuntos que más preocupan a los compradores. Nunca ha sido una tarea fácil. Pero lo cierto es que en los últimos años han surgido diferentes opciones que han hecho que la oferta para conseguir financiación haya aumentado.
Hace apenas unos años todos los créditos hipotecarios que se concedían para comprar una vivienda eran a tipo variable. Es decir, la cantidad que se pagaba cada mes por la hipoteca dependía del indicador al que estuviera referenciado ese crédito, en la mayoría de los casos al famoso Euríbor.
A día de hoy, la financiación de la compra de una vivienda a través de una hipoteca llega en su mayoría a través de tipo de interés fijo. Esto significa que la cantidad mensual que se abona por la hipoteca es la misma a lo largo de toda la vida del crédito. Esto supone una gran tranquilidad para el comprador que evitará cualquier tipo de sobresalto en función de la situación económica.
El pasado mes de julio, último del que hay datos publicados sobre hipotecas, el volumen de crédito a tipo fijo fue el más alto de la serie histórica. Casi 7 de cada 10 hipotecas sobre viviendas que se firmaron (el 68,1 %) fueron a tipo fijo.
Pero lo cierto es que los bancos siguen ofreciendo hipotecas a tipo variable. Ahora que el Euríbor navega en territorio negativo puede suponer una gran ventaja, aunque los bancos acomodan los tipos de interés mediante el diferencial que se aplica y, por lo tanto, nunca estaremos hablando de tipos de interés negativos.
Las entidades que ofrecen mejores diferenciales para los compradores de vivienda suelen colocarlo en el entorno del 1 %. Además, las hipotecas a tipo variable suelen requerir una mayor vinculación del comprador a la entidad bancaria, de forma que deberá contratar seguros, tarjetas o domiciliar pagos para tener acceso al crédito.
Por el contrario, las hipotecas a tipo fijo suelen estar bonificadas con ofertas de diferente tipo, puesto que también resulta un producto ventajoso para las entidades financieras, que las aleja de vaivenes como los que ha tenido el Euríbor en los últimos años.
¿Cómo elegir una u otra?
Es la gran pregunta que se suele hacer un comprador de una vivienda que necesita financiación bancaria para llevar a cabo la operación. La respuesta no es sencilla y depende en gran medida de dos factores, por una parte el perfil del comprador de la vivienda, y por otra, la situación económica general.
Una persona que disponga de fondos para hacer un primer pago de la vivienda y que quiera firmar una hipoteca a corto plazo, deberá decidirse indudablemente por una hipoteca a tipo variable, para aprovechar la situación actual del mercado. Suele corresponder con perfiles inversores que asumen mayores riesgos.
En cambio, si el perfil es más conservador y no se dispone de una cantidad inicial de entrada, es más aconsejable una hipoteca a tipo fijo. En los primeros años se pagará una cuota más alta, pero a los pocos años la lógica subida del IPC hará que resulte más ventajosa.
En líneas generales, las asociaciones de consumidores abogan por firmar hipotecas a tipo variable mientras que los bancos incentivan más los créditos a tipo fijo.