El perfil de cliente que utiliza estos servicios es gente joven de 25 a 40 años que está en fase previa a buscar una solución habitacional definitiva
Alquilar una vivienda o una habitación compartida se ha convertido en muchos puntos en una misión imposible. No ya por los altos precios, que también, sino por la escasez de oferta, que hace que en algunas ciudades de España haya meses en los que ni siquiera sea posible encontrar un solo anuncio. De hecho, eso es precisamente lo que hace que las rentas se disparen.
Aunque los expertos apuntan causas como la sobrerregulación y la impunidad okupa para esta situación, el gobierno parece señalar a los propietarios. Así, la única solución que por el momento está sobre la mesa viene del sector privado. En un momento en el que cada vez menos gente se arriesga a alquilar su vivienda, muchos propietarios recurren a otras alternativas como el alquiler vacacional o el alquiler de temporada. También están empezando a surgir empresas que se decantan por construir edificios y destinarlos íntegramente al alquiler. Es lo que se conoce como «Build To Rent».
El inquilino decide
Esta modalidad tiene, a su vez, una variante que ya está consolidada en algunos países y que ahora irrumpe con fuerza en España, el llamado Flex Living: viviendas que se adaptan a las necesidades y preferencias de cada persona o, lo que es lo mismo, apartamentos de diferentes tamaños y precios en los que el inquilino decide cuánto tiempo se queda (días, semanas o meses) y con todo incluido: desde los muebles, hasta la luz, el agua, la calefacción, el aire acondicionado, internet, gastos de comunidad, gimnasio o zonas de coworking. Gracias a estos completos servicios, los inquilinos se ahorran estos gastos en un alquiler normal disfrutando con el Flex Living de viviendas de calidad y a precios más asequibles. Si se estropea algo, no tienes que pelearte con el propietario, directamente llamas a recepción y te lo cambian.
En nuestro país ya existen edificios destinados íntegramente a este tipo de alquiler. Están construidos en suelo terciario destinado al sector servicios. Sus impulsores se benefician en la compra del suelo a un precio más reducido que si lo hicieran en terreno residencial. La legislación en este tipo de arrendamiento no está condicionada por las innumerables trabas hacia los propietarios por la Ley de Vivienda, ni se enfrentan a los graves problemas de okupación.
El perfil de cliente que utiliza estos servicios es gente joven de 25 a 40 años, que están en fase previa a buscar una solución habitacional definitiva. También este modelo surge a raíz de los cambios que ha experimentado la sociedad española en los últimos años. Antes había un entorno muy familiar. Sin embargo ahora hay un mayor desarraigo que unido a los problemas económicos hace que sea realmente complicado salir de casa y acceder a una vivienda, haciendo que el Flex Living pueda ser una opción interesante.