La rentabilidad de comprar vivienda para alquilar se sitúa en el 10,5 % al año en los últimos 8 años, frente al 6,8 % de la bolsa, el 0,3 % de los depósitos ó el 1,2 % de bonos del Estado. Estas rentabilidades, en comparación con la rentabilidad de los activos financieros, contribuirán a explicar el auge de la inversión en vivienda de alquiler, reconoce el Banco de España.
Que la vivienda es la mejor inversión es una frase que podría decir tu amigo de turno en una comida de amigos, justo después de aquello de «¿alquilar? eso es tirar el dinero«. En esta ocasión, y a juzgar por los datos del Banco de España, puede que tu amigo tenga razón.
Perfil del inversor
Comprar una casa para destinarla al alquiler es una de las inversiones más rentables. Eso no significa que sea la mejor opción. Depende mucho del perfil de quien invierte, pero sí que es la inversión que más retorno ofrece.
En los últimos años, muchos inversores particulares se han visto atraídos por la rentabilidad del alquiler y las revalorizaciones esperadas del precio de la vivienda desde su recuperación en el año 2014, observa el Banco de España. La rentabilidad bruta de la vivienda se situó en el 10,5 % anual entre 2015 y 2022. Son 8 años seguidos ofreciendo un retorno importante.
El rendimiento obtenido por el alquiler de un piso multiplica lo que ofrecen la mayoría de opciones de renta fija, y también supera, aunque con menor diferencia, las rentabilidades de la renta variable en la bolsa española. El Banco de España calcula la rentabilidad bruta en la suma de las rentas más las ganancias patrimoniales asociadas al crecimiento de los precios en caso de vender el inmueble.
La inversión inmobiliaria sigue destacando como uno de los activos más seguros y con mayor rendimiento, manteniendo así su atractivo como principal opción de inversión para los ahorradores durante periodos de incertidumbre económica.
Después de la crisis de 2008 y a partir de 2014, la vivienda no ha dejado de encarecerse y eso ya son 10 años de subidas que ni la pandemia, ni la inflación, ni las guerras, ni los tipos de interés han conseguido parar. Evidentemente el precio de la vivienda fluctúa, pero no al nivel de otros activos.