Los hombres, aunque por poco.
Casi el 15% de las personas que contraen matrimonio en Vitoria lo hace en segundas nupcias, es decir, que se casan, como mínimo, por segunda vez en su vida. La tendencia es más alta entre los hombres que entre las mujeres, según los datos del Instituto de Estadística de Euskadi (Eustat).
En el caso de los cónyuges hombres, en 2019 hubo un 15,1% que contrajeron matrimonio, al menos, por segunda vez. La mayoría de ellos llegaban a este matrimonio después de haberse divorciado, si bien también había un 0,8% de varones que volvieron a contraer matrimonio tras haberse quedado viudos.
En cuanto a las mujeres, el porcentaje de personas que vuelven a casarse está por debajo del de hombres, aunque muy próximo. El 86,2% de las féminas que se casaron en 2019 lo hacían por primera vez.
A mayor edad de los cónyuges, más posibilidades hay de que su matrimonio sea en segundas nupcias. En el caso de los hombres, a partir de los 45 años, casi la tercera parte de los que contraen matrimonio ya han estado casados con anterioridad, y este porcentaje se dispara por encima del 50% a partir de los 55 años.
Evolución histórica
En comparación con los datos que se dan en el global de Euskadi, los casos de matrimonios en segundas nupcias son similares en todos los territorios históricos. Donde sí se ha visto una evolución muy clara es en la comparación histórica. Así, en 1996, apenas el 5% de las personas que se casaban ya habían formalizado con anterioridad otra relación matrimonial. Esto se ha triplicado en apenas 25 años.
Más datos
• Por primera vez en la serie histórica, durante 2019 no se alcanzaron los 1.000 matrimonios en Álava. En concreto fueron 958 matrimonios los que se inscribieron en Álava durante ese año. El máximo histórico se había alcanzado en 2004 con 3.453 matrimonios inscritos.
• Los datos de 2020 únicamente computan de momento el primer trimestre, por lo que la incidencia de la pandemia de Coronavirus en las bodas celebradas es todavía inapreciable. De hecho, enero, febrero y marzo son los meses en los que menos celebraciones hay habitualmente.